Cuatro amigos con más de veinte años de relación.
Tres de ellos casados, dos con hijos, el eterno soltero que al parecer ya encontró su media naranja y un juego aparentemente inocente son todos los elementos de esta gran historia.
Que sucede si durante una cena entre amigos deciden, por esa noche de eclipse lunar, jugar a que todos los mensajes, llamadas, whatsapps, mails, todo lo que se reciba en el celular sea de dominio público??
Al parecer, los amigos no tienen secretos entre ellos y mucho menos entre los susodichos y sus parejas, porque no jugar.
Empieza con un par de mensajes inocentes, pero poco a poco conforme el eclipse avanza vamos descubriendo junto con los personajes los lados b que todos tenemos.
Secretos todo el mundo tenemos y no hacen daño a nadie, pero que pasa cuando estos quedan al descubierto? Una opinión pública respecto a un tema puede hacer que cambie el modo que percibimos a las personas.
Las cosas se van complicando, pasan de una plática sobre la caja negra de nuestras vidas que es en lo que se han convertido los celulares a dudar de la honestidad y lealtad de sus parejas.
El juego deja al descubierto el verdadero modo de pensar de algunos y las realidades de otros, quién iba a pensar que un mensaje puede romper una pareja, que tan sólida debe ser la relación o que tipo de mensaje para que con unos cuantos caracteres, lo que se forjo en años simplemente desaparezca.
En ocasiones debemos ser egoístas y permitirnos tener nuestros propios secretos, creo que la privacidad ya está subestimada. Día a día mediante el celular estamos evidenciando nuestro verdadero yo, nuestras identidades, a través del equipo somos padres, hermanos, amantes, profesionales, amigos, confidentes, morbosos y más.
Que duro saber con nuestros amigos más cercanos lo que piensa el primogénito de una de ellas, así como desenmascararse y aceptar que queremos enviar a la suegra a un asilo. Por miedo? Por comodidad? Por el bien de la relación? Porqué mentimos u omitimos opiniones?
Este director romano logra una historia muy bien elaborada con un final sorprendente.
Una cinta dinámica, adulta, no es sólo un tema de secretos y mentiras, va más allá, se trata de ver que tan expuestos estamos y de quienes somos en realidad.
Me recordó un poco la obra 4 equis o Sexo, Pudor y Lágrimas pero mezclado con nuestra actualidad tecnológica.
En ocasiones ni nosotros mismos nos aceptamos como realmente somos y optamos por ponernos la mascará pública que nos hace más llevaderas las cosas.
Es un juego de realidades, de enfrentamientos, de quedar desnudos y vulnerables.
Gran película, sin duda Italia sigue siendo referencia de buen cine.
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