jueves, 29 de septiembre de 2016

La Guerra de los Cítricos

Que sucede con las personas cuando su país o ciudad comienza una guerra? 
Acaso todos los participantes en ella tienen claro el objetivo por el cual se esta peleando? La mayoría de las ocasiones las personas que están combatiendo lo hacen por orden de su superior y muchos de ellos no se detienen a indagar el motivo por el cual se atribuyen el derecho de terminar con la vida de alguien.



"Mandarinas" estuvo nominada a varios premios por todo el mundo y no es para menos. La sencillez con la retrata la guerra es tan simple que parece increíble.
A inicios de los noventa, Estonia y Georgia estaban en guerra, Ivo es un estonio que vive en una casa solitaria, en un pueblo solitario con la única compañía de su mejor amigo Margus. 
Este par tienen los ojos puestos en la venta de mandarinas, con la ayuda de unos militantes su producto podrá llegar a otras ciudades.
Pero en medio de sus planes, aparecen Nika y Ahmed, un par de soldados heridos por un enfrentamiento que se llevo ahí mismo.
Ivo se da a la tarea de cuidar, alimentar y proteger a ambos enfermos.
Ahmed jura vengar la muerte de su compañero y promete matar al gregoriano en cuanto sea posible.
Nika, que resultó más herido, tarda en recuperarse no sin mostrar abiertamente el desprecio que siente por el estoniano.
Así transcurren días y los enemigos van aliviándose a la par que su sed de venganza va mermando. 



La película nos enseña de una manera muy simple y honesta, que cuando nos damos permiso de convivir y conocer a las personas, estas nos pueden sorprender y podemos crear empatía por quien menos esperamos.

Las actuaciones son irreales, muestran con la pura mirada lo que están sintiendo y pensando, la pura mirada nos dice todo.
El ritmo de las escenas son pautadas y adecuadas con la trama.
La fotografía hace homenaje a grandes obras de pintores como Renoir, por ejemplo. Nos muestra paisajes llenos de nostalgia, de historia, de vida.
Nuestros 4 personajes principales, sumando a los heridos y a Ivo al buen Margus, ese campesino encariñado con sus mandarinas, logran transmitir una mezcla de hermandad y solidaridad.

Sin duda, una de las mejores cintas que se hayan hecho con el tema de la guerra. De las pocas que nos hablan de las personas, no de los hechos, hablan desde el lado humano del individuo, no de la lucha de poderes ni el clasismo.

"Mandarinas" es una joya.

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