domingo, 5 de julio de 2015

Teatro: La Muerte y La Doncella

Narrar un suceso traumático, que marca la vida de todo un país, siempre será complicado. En este caso, hablar del golpe de estado que sucedió en Chile, en los años setentas en manos del Gobierno y la milicia donde secuestraron, torturaron y desaparecieron cientos de personas, es un tema delicado y se tocan fibras muy sensibles.

¿Que pasa cuando una persona lleva a cuestas un episodio tan doloroso como es la privación de su libertad, de su cuerpo, de su vida y autonomía? Seguramente nadie vuelve a ser como era, nadie puede vivir sin recordar lo sucedido.
Paulina Salas es una mujer madura que vive tranquilamente en la costa chilena con Gerardo, su esposo y compañero de hace mucho tiempo.
Ella se dedica al hogar, no tienen descendencia, son una pareja madura, que se conocen bien y que están en pro de hacer justicia por las voces que no han sido escuchadas.
Él es abogado y acaba de ser nombrado presidente de una Comisión especial, que se encargará de recorrer el país sudamericano recolectando memorias en voz de los que durante tantos años han callado.

En una noche, derivado de una ponchadura de llanta, Gerardo recibe ayuda de un extraño que paro en media carretera, el Doctor Roberto Miranda, un hombre maduro y amable, quién se gano la confianza del abogado.
Inesperadamente, Paulina reconoce por la voz, a una de esas personas que la privó de su
libertad, uno de esos malditos que la ultrajo y que con choques eléctricos le atormentó.
Ella está 100% segura que quién la atormento, mientras de fondo escuchaba la versión en cuarteto de La Muerte y La Doncella de Schubert, está en la sala de su casa.

Es entonces cuando el recuerdo, el rencor, el odio, la venganza, la ira, la justicia y la desesperación se juntan, dejando ver en Paulina, a alguien que ni ella misma reconoce.
Enfrentarse de nuevo a cosas que no se había atrevido a decir en voz alta.
Aceptar sucesos que la lastimaron más allá del espacio físico, que la hicieron vulnerable están de vuelta.
No sólo reconoce la voz, desgraciadamente la piel es otro elemento que no le deja duda, el tal Roberto Miranda, no es más que el Doctor que estaba de guardia cuando los militares torturaban a sus secuestrados, la función del médico, era asegurar que la tortura no causára la muerte.


"La ambivalencia es el mejor instrumento para desestabilizar las visiones convencionales que el espectador tiene del mundo." Por un lado nos plantea una necesidad de integridad, de certeza, pero por otro nos coloca frente a una voz narrativa que no logra ser confiable del todo. Ariel Dorfam. Autor que según palabras de la directora de esta puesta en escena, esta obsesionado con dale voz a los que no pueden hablar, a los muertos, a los desaparecidos, a aquellos que fueron interrumpidos de la historia.

Esta directora, nos presenta un guión intenso, intuitivo, fuerte y con inflexiones que vuelven al espectador vulnerable.
Sin embargo, no satisface del todo las necesidades de venganza que uno se plantea, nos deja la duda del arrepentimiento, del perdón, del olvido.
Expone las emociones y el deber ser. Vuelve al espectador juez y parte de esta historia, hace que queramos venganza, la desconfianza gana.

Paulina Salas es Arcelia Ramirez, una de las mejores actrices de su generación, esta de más decir la cantidad de trabajos interesantes que esta actriz ha realizado en el país. Esta vez, nos presenta una mujer fuerte, que lucha diariamente para salir adelante. Un personaje con matices muy interesantes.
Ella, es quién influye y demuestra la angustia que tiene, sabiendo que frente a sus ojos, está una de las personas que más daño le causo.

A mi gustó, al personaje le falta vivir el duelo, la puesta no nos deja ver ese vencimiento que lleva al desenlace de la obra. Esta muy ecuánime para el daño severo que recibió.

Daniel Martínez es Gerardo Escobar, aunque parece que le falta un poco de convicción, pareciera ser el personaje más débil.
Arturo Ríos es el Doctor Miranda. ese personaje que vacila entre la verdad y la mentira.

La puesta en general es interesante, la trama atrapa al espectador y hace las casi dos horas que dura la obra pasen rápido, esperando el desenlace.

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