La segunda película de Contreras, nos habla de los deseos reprimidos, de esos anhelos que en ocasiones, debemos ocultar o tratar de enterrar en nuestra mente y evitar a toda costa llevarlos a cabo, ya que pueden resultar contraproducentes.
Son dos historias, por un lado tenemos al matrimonio de Igor (Jose María Yazpik) y Flora (Cecilia Suárez), una pareja sumergida en la monotonía y en la amargura de no poder tener familia.
Y por si fuese poco, cada día es más difícil para la pareja subsistir, ella lava, plancha y hace el aseo de vecinos, mientras él trabaja en una empresa en la parte de mantenimiento, viven al día.
La otra historia es la de Pina (Irene Azuela) y su pequeño hijo Lorenzo (Hayden Meyenberg). Ella asiste las juntas de una empresa con el catering, separada del padre del niño, con quién la relación no es del todo cordial.
Él, sabe perfecto como detonar la ira de su mamá y sacarla de quicio, a su corta edad se nota el carácter que tiene.
Las historias se ven mezcladas cuando Pina ve en Igor al hombre que le incita a hacer todo por seducirlo.
Igor, como buen macho, esta tentado a caer ante la guapa asistente.
Ambos saben que si dan pie al deseo las consecuencias pueden causar estragos en sus seres cercanos.
Las interpretaciones de los 3 actores son geniales, Ceci en ama de casa sumisa, Yazpik como un corpulento y callado obrero e Irene como esa secretaria y madre deseosa están espléndidos.
La aportación de la Señora Margarita Sanz, es también buena.
La sorpresa es Hayden, un niño que deja impreso un personaje con carácter, con una interpretación muy bien hecha.
La música, fotografía y cámara son muy del estilo del director, tomas largas, silentes, no es una cinta donde haya diálogos o gritos todo el tiempo.
Lo mejor de todo es que se estreno en muchas salas, esperando que la audiencia opte por ver hecho en México, el cual esta bien elaborado y propone, como es este ejemplo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario