martes, 10 de febrero de 2015

El matriarcado bien llevado en "Las Horas Contigo".

Existen cintas que son hechas para audiencias específicas, es decir, el próximo estreno de 50 sombras de Grey, claramente es para mujeres; Crepúsculo iba dirigida a niñas y adolescentes. Vamos, no tiene nada de malo, sólo que en ocasiones quien crea una película sabe perfecto al público al cual desea llegar.

Eso posiblemente pasó con "Las horas contigo" donde la directora Catalina Aguilar Mastreta hace una obra completamente feminista, donde el hombre es personaje secundario, de apoyo. Lo cual no significa que sea en contra del genero masculino, sino que la historia así sucede y más, en un país como el nuestro, donde abundan las madres solteras que salen avante con sus primogénitos, sin ayuda de los hombres.

La historia se centra en un matriarcado en todo sentido.
Ema, es la nieta y acaba de recibir una noticia que le hace replantearse todo.
Julieta, madre de Ema, una cantante famosa, siempre ausente y dedicada a su profesión.
Abu, la matriarca enferma que durante muchos años cuido a la pequeña Ema.
Las asistentes de la Abu en la casa, Isabel y Juanita, son también madres solteras y dedicadas a sus críos.



La historia narra las horas en que Ema y Julieta pasan con Abu durante las etapas más fuertes de su enfermedad. 
Nos hace replantearnos esas relaciones familiares que a veces, negamos o que preferimos pasar de largo, no haciendo visitas a la casa de tal pariente o evitar involucrarnos en temas familiares.

Definitivamente estar cerca de nuestras raíces, siempre nos toca fibras muy sensibles, susceptibles a sacar a flote viejos rencores que pudimos haber tenido en alguna otra etapa de la vida.
Así pasa con Ema, quién siempre tuvo una idea sobre su madre la cual cambia conforme convive con ella y se da tiempo de analizarla, de entenderla y de asimilar el hecho que a veces los padres, hacen lo que creen mejor para nosotros, sin saber el resultado, pero esperando lo mejor.

Me recordaría un poco al drama de Orange August Country con Meryl y Julia, con sus respetables diferencias, pero básicamente es esa idea, el reencontrarte con tus inicios, enfrentarte a miedos y en el caso de Ema, por fin entender que Julieta no es precisamente como ella pensaba.



Cassandra Ciangherotti como Ema nos presenta una joven idealista y enamorada que teme a toda costa volverse como su madre. Un personaje sólido y creíble.
María Rojo en el papel de madre preocupada y que no sabe como actuar ante la situación, es quién tiene un par de diálogos que sacan la carcajada del público.
Isela Vega es Abu, esa señora entrañable como todas las abuelas, muy bien dentro de su papel de enferma.
El reparto femenino lo completan Arcelia Ramirez y Evangelina Martinez.

Como comenté más arriba, si hay roles masculinos, pero están como soporte, figurativos, no es que no sean importantes, si. 
Por un lado Manuel, el novio de Ema, que desde la distancia da el apoyo a su novia y el único hijo varón de Abu, Pablo, quién vive en el extranjero y apoya monetariamente a su mama, está presente pero está más involucrado en su familia y negocios.

Es una cinta que no me parece pretenciosa, es honesta, actuaciones bien hechas, hay drama pero no caen en exageraciones y escenas eternas de llanto y desesperación, más bien, esta enfocada a que entendamos que mientras estemos aquí y estemos con los nuestros, tratemos de llevarnos las cosas en paz y vivamos lo mejor posibles.

Como dice Julieta: "Si no fuera porque eres mi hija, no serías mi amiga y créeme, cuando más me haces enojar y no te soporto, también te adoro." 


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